Existen diferentes enfoques terapéuticos que se centran específicamente en abordar problemas sexuales y mejorar la satisfacción sexual, así como formas alternativa de pensar y de reducir los sentimientos de ansiedad que dificultan la relación sexual y promover formas de actuar más efectivas para el individuo y para su pareja.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) también se puede aplicar en el contexto de la sexualidad para abordar problemas o dificultades relacionadas con la vida sexual. Pensamientos que pueden estar contribuyendo a la ansiedad, el miedo o las dificultades sexuales, reemplazándolos por pensamientos más realistas y adaptativos.
Se realiza una evaluación inicial para comprender los problemas sexuales específicos y sus posibles causas. Esto implica recopilar información sobre experiencias pasadas, actitudes, creencias, y los factores emocionales relacionales que pueden influir.
Se proporciona educación sexual basada en información precisa sobre el funcionamiento sexual, respuestas sexuales normales y posibles problemas relacionados. Esto propiciara una comprensión más sólida de la propia sexualidad que ayudará a desmitificar creencias erróneas o negativas.
Se trabaja en la identificación de pensamientos o creencias negativas, distorsionadas o irracionales relacionadas con la sexualidad. Se cuestionan y se reemplazan por pensamientos más realistas y adaptativos.
La terapia puede incluir el desarrollo de habilidades de comunicación y relaciones sexuales más efectivas. Esto implica aprender a expresar las necesidades y deseos sexuales de manera clara y abierta, y a trabajar en la intimidad emocional y física dentro de la relación o como individuo.
Cabe mencionar que los enfoques terapéuticos pueden variar dependiendo de las necesidades específicas de cada individuo o pareja.
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