La dependencia de sustancias se refiere a un trastorno en el que una persona desarrolla una necesidad física y psicológica de consumir una sustancia en particular. El individuo experimenta un fuerte deseo o ansia de consumir la sustancia, lo que puede llevar a comportamientos compulsivos en busca de la misma. El deseo puede ser tan intenso que domina los pensamientos y las acciones.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los enfoques más efectivos para tratar la dependencia de sustancias y contrarrestar sus síntomas. La dependencia de sustancias implica una serie de cambios cognitivos, emocionales y comportamentales que se desarrollan a medida que la persona se vuelve cada vez más dependiente.
Se realiza una evaluación exhaustiva para comprender los patrones de consumo de sustancias, la historia personal, los factores desencadenantes y los efectos negativos asociados. Esto ayuda a establecer metas terapéuticas claras y a diseñar un plan de tratamiento adecuado.
Se trabaja en la identificación y el reconocimiento de los pensamientos, sentimientos y situaciones que impulsan el consumo de sustancias. Se busca aumentar la motivación para el cambio y promover la toma de consciencia.
Estrategias y habilidades efectivas para manejar el estrés, resolver problemas, regular las emociones y tomar decisiones saludables. Se trabaja en el desarrollo de un repertorio de habilidades que ayuden a la persona a hacer frente a situaciones difíciles sin recurrir al consumo de sustancias.
Se abordan y se planifican las situaciones de riesgo específicas en las que la persona puede verse expuesta al consumo de sustancias. Se enseñan estrategias de afrontamiento para evitar o manejar estas situaciones, y se fomenta la búsqueda de alternativas saludables.
Cabe mencionar que los enfoques terapéuticos pueden variar dependiendo de las necesidades específicas de cada individuo
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