En la terapia familiar, se busca trabajar con todos los miembros que la conforman, ya sea con parejas, padres e hijos, o familias extendidas. Se crea un ambiente seguro y colaborativo donde todos los miembros de la familia pueden expresar sus preocupaciones, emociones y puntos de vista. A través de la comunicación abierta y el trabajo conjunto, se exploran las dinámicas familiares, los patrones de interacción y los problemas subyacentes.
Desde la terapia cognitivo conductual (TCC) la terapia familiar, se trabaja con toda la familia como unidad, en lugar de centrarse solo en los individuos. Esto permite identificar los patrones de interacción disfuncionales y los pensamientos negativos o distorsionados que pueden estar presentes en la dinámica entre los miembros. Luego, se trabaja en el cambio de estos patrones y la adquisición de habilidades y estrategias más saludables para mejorar la comunicación, resolver conflictos y promover la cohesión familiar.
La terapia familiar ayuda a mejorar la comunicación dentro de la familia, facilitando la expresión de sentimientos y pensamientos de manera efectiva. Se trabajan habilidades de escucha activa, empatía y asertividad.
La terapia busca identificar los patrones de interacción disfuncionales que pueden contribuir a conflictos. Estos patrones pueden incluir la falta de comunicación, la evitación de conflictos o la sobreprotección.
Se brinda un espacio guiado a los miembros de la familia a comprender los diferentes puntos de vista y necesidades, promoviendo la negociación, el compromiso y la búsqueda de soluciones mutuamente satisfactorias.
La terapia familiar también puede abordar problemas específicos que afectan a los miembros, como adicciones, divorcio, duelo, problemas de comportamiento o la enfermedad de un miembro.
La terapia familiar puede ser breve o de larga duración, dependiendo de las necesidades y metas de la familia.
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